David fue la excepción cuando enfrentó al gigantón Goliat. Lo normal es que el grande se aproveche del pequeño, una realidad que se aprecia hasta en... ¡Las galaxias!
Sí: astrónomos pillaron la Gran Nube de Magallanes robándose estrellas de la Pequeña Nube de Magallanes. Ambas son observables con el ojo desnudo en los cielos del sur.
Astrónomos del National Optical Astronomy Observatory y sus colaboradores hallaron que cientos de estrellas de la Gran Nube fueron robadas de la cercana Pequeña Nube.
Al analizar el espectro de 5.900 estrellas gigantes y supergigantes en la Gran Nube de Magallanes, Knut Olsen y Bob Blum, Dennis Zaritsky, Martha Bayer y Karl Gordon encontró que un 5 por ciento de las estrellas que observaron en esa galaxia rotaban al contrario de lo que hace la gran mayoría de estrellas de esa Nube, lo que sugiere que probablemente no se formaron de la nube de gas y polvo que formó la Gran Nube de Magallanes, situada a unos 160.000 años luz de nosotros.
Un análisis más profundo de esas estrellas que rotan en dirección contraria reveló otra anomalía: su composición química es diferente. Tienen menos elementos pesados como hierro y calcio que las estrellas típicas de la GNM y se asemeja más a la de las estrellas de la PNM, cuyas estrellas no poseen esos elementos en abundancia.
Esto sugiere que fueron sustraídas de la galaxia más pequeña por la fuerza gravitatoria.
Que las galaxias estén tan cerca de nosotros permitió hacer los estudios con mayor confianza, como revelara Olsen.
El mismo grupo usa observaciones en infrarrojo del telescopio espacial Spitzer para estudiar la formación estelas en la GNM, lo que confirmó los resultados, según Bob Blum, del National Observatory.
Esto explicaría también la inusual gran cantidad de formación de estrellas en la nebulosa 30 Dorados en la Gran Nube, conocida también como la nebulosa de la Tarántula por la forma vista con telescopios, una región al suroeste de la Gran Nube.
Si 30 Doradus estuviera en nuestra galaxia a la distancia de la nebulosa de Orión (la fábrica de estrellas más cercana a nosotros), tendría el área de 60 lunas llenas en nuestro cielo y su brillo haría que se formaran sombras en el suelo. Su posición le permite halar gas de la Pequeña Nube junto con estrellas, produciendo colisiones enormes, que derivan en una mayor formación de estrellas.
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