El Parlamento griego aprobó este miércoles el nuevo plan de ajuste que desbloquea la ayuda de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario internacional (FMI) para evitar la quiebra del país.
En una votación ajustada el Gobierno logró el respaldo de 155 de los 300 diputados del Parlamento, dando vía libre a un impopular programa de recortes, subidas de impuestos y privatizaciones por valor de 78.000 millones de euros.
Uno de los votos a favor provino de una diputada de la oposición conservadora de Nueva Democracia, que rompió la disciplina de partido, que abogaba por el "no".
Ese voto lo compensó el del diputado socialista Panagiotis Kurumplis, que fue expulsado del partido gobernante Pasok, por lo que la mayoría parlamentaria del Gobierno queda en 154 escaños.
Poco antes de la crucial votación, el primer ministro griego, Yorgos Papandréu, había instado a los diputados a escoger entre "el camino duro del cambio y la catástrofe".
Riesgos"La suspensión de pagos acabaría con el sistema de salud, las escuelas, reduciría las pensiones en un 80 por ciento y también los sueldos de todos los funcionarios públicos", advirtió el jefe del Gobierno.
Por ello, "debemos por todos los medios evitar que se derrumbe el país, corregir los errores y avanzar con iniciativas comunes", dijo.
"Hoy pedimos un voto de confianza, no al Gobierno, sino por una Grecia diferente, con perspectiva y esperanza", afirmó.
La aprobación del plan de ajuste y privatización abre a Grecia la posibilidad de recibir en julio un tramo crediticio pendiente de 12.000 millones de euros, con lo que evitará la suspensión de pagos.
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