La cámara baja de mayoría republicana rechazó este sábado una iniciativa demócrata paraaumentar el tope de la deuda del gobierno yevitar una mora de pagos sin precedente, cuando faltan tres días para que se cumpla la fecha fatal.
El presidente Barack Obama y los legisladores republicanos parecían aún distantes de lograr un acuerdo negociado.
En medio de la exacerbación de las tensiones durante una sesión extraordinaria de fin de semana, la Cámara de Representantes rechazó la iniciativa de los senadores demócratas por 246-173, en una votación simbólica ya que el Senado no ha sometido a aprobación la propuesta.
El resultado de la votación del sábado en la cámara baja, sin embargo, podría propiciar conversaciones tendentes a lograr un acuerdo negociado ante la cercanía del martes, la fecha determinante para la solvencia financiera del gobierno.
Poco después de la votación en la Cámara de Representantes, Obama reanudó con sus correligionarios las conversaciones para el aumento del límite de la deuda gubernamental. Convocó a la Casa Blanca para una reunión el sábado en la tarde a los dos demócratas de mayor rango en el Congreso, a decir el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, y la dirigente de la minoría en la Cámara Baja, Nancy Pelosi.
Los principales líderes en el congreso y la Casa Blanca tienen poco tiempo para concertar un acuerdo que pueda ser aprobado en ambas cámaras legislativas y lo promulgue Obama antes del martes, cuando vence el plazo para impedir que el gobierno incurra en moratoria de pagos.
Las sesiones extraordinarias de fin de semana prosiguieron hasta la tarde en la Cámara de Representantes y el Senado, mientras los turistas recorrían el Complejo de Monumentos en Washington en un clima soleado con temperatura de 30 grados centígrados (90 Fahrenheit).
El gobierno advirtió que sin un acuerdo podría quedarse sin dinero este martes para saldar sus obligaciones financieras.
El gobierno necesita que el Congreso apruebe un incremento a su capacidad o tope de endeudamiento. Anteriores aumentos han sido aprobados de rutina, pero los republicanos exigen ahora recortes enormes al gasto como condición para elevarlo con el argumento del abultado déficit fiscal.
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